Corte el teléfono y las lágrimas se deslizaban en mis
mejillas. Cuando mojaron mis labios, reaccioné, me necesita fuerte como un
roble, aunque quisiera solo abrazarla.
Antes de apretar el timbre del 7°C respire profundamente, recordando los
consejos de esa clase inicial del curso de yoga, que nunca seguí.
Lentamente me acerque el ascensor y otra pausa para la respiración.
Me abrio con una sonrisa. El jean y la camisa no disimulaban su extrema delgadez
-Antes, tomamos algo. Café, mate o algo fresco?
-Agua- le conteste
-No seas aburrida. Siempre te gusto el mate!!!
-Entonces, mate
Nos sentamos frente a frente, desde el termo transfería el
agua, me extendía el mate y luego lo apoyaba en la bandeja. Fueron momentos
eternos, sabía porque me había llamado
Concluida la mateada.
Apoyo todo en la mesa ratona. Se
levanto del sillón y con un solo movimiento se saco el pañuelo de la cabeza
-Quiero disculparme por hacerte pasar por esto. Años fui a
tu salón, elegíamos el color, el corte, rulos o planchita. Intente gorros, mi
madre me compro un peluca, pero con estos días calurosos no soporto nada, ni
siquiera un pañuelo
Abrí mi bolso, saque todo lo necesario, fui pasando la
maquina desde la frente hacia la nuca, hasta completar la tarea. Fuimos al baño
y con la ayuda del duchador, le lave la
cabeza.
-Tengo que pedirte dos favores más. Uno, que aceptes este vestido, tiene un solo uso,
el día del casamiento de mi hermano menor, ya no volveré a usarlo. El otro,
te prometo el último, que me acompañes a dar mi primer paseo, con esta nueva imagen, por la Plaza Moreno.
A su pedido, acepte el bello strapless negro, de diseño.
Tomo su cartera y un
chal. Salimos del edificio sin cruzar a nadie, al llegar a la plaza, me tomo
del brazo, elevo su cabeza completamente rapada. Primero el circuito exterior y
luego los diagonales que la dibujan.
-Ya podemos volver, no es necesario que me acompañes
-Es lo que quiero- respondí
En la puerta del departamento nos dimos con un abrazo. Quedamos
que me avisaría cuando debíamos repetir
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