LOS FINALES

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Abri las ventanas, para ventilar la casa. Salí detrás ella y cerré con la llave que la tarde anterior me había dado en la rambla.  Caminamos por la avenida hasta el parque, dimos una vuelta al mismo y nos sentamos en un banco frente al lago. Me tomo la mano, la apretó fuerte. Sin emitir una sola palabra. Regresamos en silencio.

-Quedó sopa de ayer, agregamos  algo de fiambre o pedimos comida. Qué hacemos?

-Sabes que soy tu amiga, te quiero mucho, valoro lo que haces por mí y lo agradezco, pero no puedo ni quiero hablar de lo que paso ni de nada. No te enojes

-Laura, está todo bien. Solo pregunte que queres comer?

-No tengo  hambre, con un poco de sopa y tal vez un trozo de queso si hay, estoy bien

-Parece un menú gourmet- la mire y dibujó esforzadamente una mueca que simulaba una sonrisa

Comimos en silencio, solo le pregunte por el trabajo, me dijo que había pedido las vacaciones, todavía le quedaban unos días. Levantó los platos, los lavo, frente a mi asombro. Otra vez la seña que se acostaba. Llamé a Rodrigo, todo en orden, era mi oportunidad de una siesta también. Soñé que corríamos de la mano en la playa, reíamos, mientras nos salpicaban las olas.  Un corto y lindo sueño. Apareció Laura, bañada, los rulos acomodados, calzando  un jean azul que le iban holgados, señal que hacía días que no comía, y una camisa blanca.

-Pedimos unas empanadas, comemos y te podes ir a tu casa

-Accedo a las empanadas, me baño mientras las traen,  esta noche duermo  aca, mañana, si está todo bien me vuelvo a mi casa.

Me duché, comimos, todo en silencio. Miramos, bueno mire yo, un poco de televisión y nos acostamos. La mañana siguiente desperté casi al amanecer, desayunamos y nos despedimos con la promesa que me llamaría a mediodía y todas las veces que me necesitara.

El trajín del trabajo me hizo olvidar el día de ayer, hasta pasado el mediodía  en que me llamo Laura, estaba más tranquila, había llamado a la señora que la ayuda en la limpieza y solicitado turno en la peluquería.  Estaba mejor realmente. Le dije que pasaría de camino a casa para recoger mis cosas.

Tenía la misma ropa que anoche, estaban las bolsas del lavadero, la vi bastante recompuesta, hasta note que se había puesto alguna crema para amortiguar las ojeras.

-Queres un café o una cerveza?

-Café

Bebimos nuestras tazas, nuevamente el silencio. Otra vez le saque la promesa que me llame si me necesitaba y el abrazo de despedida.  Entre a casa, directo a prepararme un baño de inmersión, puse música, abrí una botella de malbec  y me serví una copa, la gire suavemente, mirando su color, aspire su aroma y tome un largo sorbo. Debo haber estado cerca de una hora en la bañera, logre relajarme y quitarme la tensión de dos noches en un sofá. Termine la copa, acompañada de unos trozos de pollo frío, me fume un cigarrillo mientras bebía un café. Me derrumbe en mi cama King, estirándome lo más posible.

Pasaron los días, con algunas llamadas de Laura, compartimos alguna bebida y una que otra cena. Había regresado a trabajar y retomo terapia como cuando falleció su mamá.

Meses después, una tarde me llamo para pasar a buscarme y tomar un café.  La recibió Rodri, mientras yo estaba con una paciente. Estaba radiante, un vestido turquesa, zapatos y un abrigo negros, que descubrí al entrar a la sala de descanso, donde los dos charlaban animadamente.

Fuimos al Bar Imperio, en la zona de la Vieja Estación, nos sentamos en la de las mesas de la vereda, la tarde estaba ideal. Sospechaba que había llegado el momento de la confesión. Mientras mezclaba el azúcar me dijo:

-Recordas que hace un tiempo  critique las actitudes de Hernán, sus ausencias, la  poca comunicación que teníamos?

-Si, recuerdo

-Una mañana me llamó uno de los productores, querían discutir un tema de unas plantaciones en el sur, me llegue hasta las oficinas, a pocas cuadras del Abasto, cuando terminamos me fui al Shopping, pensaba comprarle el regalo de cumpleaños a Hernán y en uno de los café lo vi,  con una mujer, tomados de la mano, se besaban, espere hasta que se fueran con la esperanza que no salieran juntos, así fue. Ella tomo un taxi, lo que me dió la oportunidad de acercarme e interrogarlo, su primera actitud fue negar todo,. Después que le dije el tiempo que los estuve observando, blanqueo todo, era una antigua compañera, hacía unos meses se encontraron en una reunión y comprendieron que querían estar juntos. Mi pregunta fue, porque no me lo dijiste. Su respuesta provoco mi ira, a tal punto que casi le doy una bofetada, si no fuera el lugar en que estabamos.  Porque no quería lastimarme. Todo lo que nos dijimos luego, es demasiado desagradable. Espere un largo tiempo para calmarme y tome el ómnibus de regreso. Esa noche no dormí, era mucha la rabia, llore hasta que me quede sin lágrimas. Al otro día fui al trabajo, solicité las vacaciones. El resto lo imaginas, no podía comer, ni me bañaba, esa tarde en que te encontré estaba muy desesperada, no sabía que hacer. Este tiempo recomencé terapia, recién puedo hablar del tema con alguien que no sea el sicólogo. Te pido me disculpes, por todo el silencio de los últimos tiempos

-Solo una cosa me duele, que no hayas confiado antes en mi…. Pero es egoísmo de mi parte.

-Creo que mi verdadero enojo es hacia mí misma, por confiada, sabes que no es la primera vez. Cuando  lo vi con esa mujer, me odié y mucho,  yo había generado en él una confianza en sí mismo que no tenía cuando lo conocí. Soy así, de los que tropiezan más de una vez con la misma piedra.

La vi tranquila, relajada, se había sacado un gran peso de encima. Pedimos una picada que acompañamos de cerveza y otro par de café. Caminamos hasta los autos, nos despedimos con un abrazo y la promesa de nuevos encuentros.

(hasta aqui el relato, en la próxima publicación habra un juego)

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