Cap. 11.- PREMIO NACIONAL DE PINTURA (con Pruebas irrefutables)

Tulio Medina  pertenecía a una familia de las que se pueden llamar “acomodadas”, padres profesionales, lo cual no sólo los recursos económicos sino las relaciones personales ayudaron a que una vez obtenido el titulo de médico comenzara a trabajar, al principio ad honoren en el Hospital de Niños, donde luego ingreso al plantel permanente y rentado. Además instala un consultorio en casa de sus padres, y al casarse con Clara lo traslada a su nuevo domicilio.

Los años de dedicación y profesionalismo le habían reportado el reconocimiento de colegas y pacientes, y el logro de una posición económica solvente.  

Disfrutaba   navegar, algunos fines de semana por las islas del Delta y cuando disponía de más tiempo  a Uruguay y Brasil

El hobby y su  profesionalismo  lo lleva a instalar un consultorio en Tigre con la idea de ayudar a muchos niños de las zonas periféricas, donde había visto muchas afecciones, principalmente  en la  piel, se contacta  con el Dr Ricardo Ramírez, dermatólogo, estableciendo una sociedad casi de beneficencia, dado que más  de la mitad de las consultas eran gratuitas.

Clara y Tulio se conocieron por un  evento médico. Ella representaba a la empresa de delivery con el que un laboratorio agasajaría a los participantes y él era el presidente de la jornada. Habían tenido algunas reuniones previas, charlas  durante el mismo y el análisis posterior. Más tarde, se encontraron en varias oportunidades, compartieron café, cenas y con el tiempo establecieron una relación amorosa que culminó en el casamiento

Clara debió adaptarse a una vida  diferente a la que estaba acostumbrada,  económica y socialmente. Crió sus hijos y acompaño el crecimiento de su marido. El tiempo libre y su aficcion por la pintura  la llevaron a tomar clases. Había expuesto  alguno de sus cuadros como artista invitada, diseñado un par de portadas en textos de escritores amigos hasta obtener el Premio Nacional de Pintura.